El amor en tiempos de estafa

El amor forma parte esencial de nuestra existencia, es tan poderoso que hay quienes afirman que tiene la capacidad de trascender tiempo y espacio. Además, lo podemos experimentar de distintas maneras y su ausencia puede generar inconformidad, desesperación o amargura, entre otros sinfín de emociones y sentimientos. Sin embargo, OnReveal no pretende hablarles a sus lectores de la trascendencia del amor, mas bien queremos discutir cómo ha sido usado por algunos con fines ilícitos. De hecho, esta práctica se ha vuelto tan común que posee nombre propio: “fraude romántico” o “estafa romántica” (romance scam en inglés). Las páginas de citas por internet sirven como puente entre el estafador y la víctima, y las formas de salir perjudicado son diversas: perdiendo dinero, siendo víctima de robo de identidad o, incluso, siendo acusado por delitos como envío de mercancía ilegal o lavado de dinero.

Los servicios de sitios en línea aparecieron a mediados de los años 90’. No cabe duda que hoy en día constituyen un negocio más lucrativo que emocional, los números así lo demuestran: en el año 2016 se registraron más de 3800 víctimas del llamado fraude romántico, esto se tradujo en unos 49 millones de dólares que, por supuesto, recibieron los estafadores de parte de los engañados y, cabe destacar que se reportaron más de 300 denuncias por mes, según el centro británico de reporte de delitos cibernéticos.  Estas cifras son más que suficientes para estar alertar, la buena información es nuestra aliada, recordemos que los métodos usados por los estafadores son diversos y evolucionan continuamente.

Los cibercriminales que cometen estafas románticas no eligen al azar; rastrean perfiles hasta encontrar un blanco vulnerable. Las mujeres son las más propensas, sobre todo las divorciadas, viudas o emocionalmente inestables. Antes de concretar una cita a ciegas recomendamos revisar a profundidad el perfil de la otra persona, comparar dicha información con la publicada en otras redes sociales y, por supuesto, realizar el mayor número de preguntas posibles antes de un eventual encuentro. No obstante, los estafadores, generalmente, saben qué decir y cuándo decirlo. Son expertos creando empatía y generando curiosidad en el otro. Sin embargo, todos antes de concretar la primera cita solicitan un pequeño favor, en la mayoría de los casos,  un “préstamo”. Las razones suelen ser las mismas: dicen están enfermos (o tener algún ser querido recluido en un centro médico), estar alojados en un hotel o han decidido visitarte y necesitan de tu “colaboración”. Cabe destacar que, a pesar de estos expertos del engaño afirman ser oriundos del mismo país de su víctima, convenientemente se encuentran en una nación distinta.

Obviamente, nuestra recomendación es no enviar bajo ningún motivo dinero a desconocidos o hacer cualquier tipo de favores a personas que solo hemos contactado por internet. Los cibercriminales suelen ser persuasivos y harán uso de todas sus armas para convencer a sus víctimas de que el favor que piden es necesario e impostergable y, por si fuera poco, siempre alegan que no hay nadie más que los pueda ayudar.

Si bien, como ya dijimos, el dinero es el denominador común en este tipo de favores, existen otras maneras de engaño que suponen un riesgo para quien realiza “la buena acción”, como por ejemplo, el reenvío de mercancía (comprada con tarjetas de crédito robadas o clonadas). Así, el paquete en cuestión, es enviado a casa de la víctima, quien terminará siendo incriminada y, en el mejor de los casos,  obligada a cancelar dicha mercancía.  

Este tipo de estafa no es tan común en los países de Latinoamérica, sin embargo, es España y Estados Unidos se ha convertido en un problema difícil de ignorar, de hecho, existen grupos en internet donde víctimas del fraude romántico comparten sus experiencias.

En conclusión, quizás sea imposible evitar que nos rompan el corazón alguna vez o que nos cueste identificar al “verdadero amor de nuestras vidas”, incluso, que juguemos el rol de victimario infligiendo daño a la persona que solíamos hacer sonreír. El amor es complejo y probablemente vivamos gracias a él lo mejor y peor de nuestras vidas. Pero sí podemos evitar perder dinero por un falso amor en internet o terminar en la cárcel de forma injusta tras no poder comprobar nuestra inocencia. El fraude romántico quiere reclamar nuevas víctimas, no seamos nosotros parte de esa historia.
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